Víctor Manuel Freire Melón

Comedores escolares

La alternativa no puede ser ni el cierre total del comedor ni el cierre para parte del alumnado, sino dotar de recursos humanos y materiales suficientes al mismo para atender a todo aquel que lo necesite, bien económicamente, bien por necesidades de conciliación laboral.

Me gustaría reflejar la situación derivada de la pandemia que están sufriendo muchos escolares de la CAV, en este caso en el ámbito de los comedores escolares.

Desde Educación del Gobierno Vasco afirmaban a comienzos del curso que, para que a partir de octubre todo el alumnado que tenga que recurrir a este servicio (comedores escolares) pueda hacerlo con todas las garantías necesarias, se modificará el protocolo establecido por Salud para adecuar los espacios más allá de las instalaciones habituales y se contratará el personal necesario para cubrir las necesidades.

Suena muy bien.

Pero el movimiento se demuestra andando.

Estamos a mediados de noviembre, y la situación actual no se corresponde con la que debería ser.

Por lo que respecta a muchos centros públicos, actualmente apenas se dispone de recursos adicionales más allá del parcheo y de la propaganda, diferentes a los de pasados cursos, cuando no existía ningún problema de salud ni nos encontrábamos en pandemia y ante una alerta sanitaria derivada de la misma.

Pese a los esfuerzos y excelente trabajo realizados por el personal de los centros (responsables de comedor, y trabajadoras del mismo), tratando de cumplir con los ratios máximos de niño por trabajador, los tiempos mínimos fijados para realizar las comidas, siempre rozando los límites, tomando para ello medidas extraordinarias como añadir turnos para disminuir el ratio de alumnos/turno, el escenario a día de hoy, se traduce en que los niños siguen estando expuestos, comiendo sin mantener la distancia mínima de seguridad y con problemas añadidos, como la falta de tiempo para realizar una comida en condiciones dignas que permitan a los alumnos acabar sus platos o al menos hacer una comida más o menos nutritiva, sin prisas y bien atendidos.

Existen normas que no se adecuan a la situación que estamos viviendo: no se permite sacar la comida del comedor a otros espacios disponibles en los colegios. Sigue existiendo el mismo sistema rígido de cursos anteriores para permitir nuevas altas en el servicio de comedor pasada cierta fecha de octubre. ¿Qué tiene mas riesgo? ¿sacar la comida del comedor o que coman codo con codo? ¿Qué tiene mas sentido? ¿no permitir nuevas altas desde octubre o adecuar el servicio a las necesidades variables que ante esta situación puedan tener las familias?

Los trabajadores de los jantokis, además de organizar las entradas y salidas, ventilar y desinfectar entre turno y turno, deben cuidar de nuestros hijos y preparar los platos de los mas pequeños (cortar la carne etc.), así como supervisar todo el proceso. Tienen más tareas a realizar y en algunos casos menos tiempo por turno respecto a cursos anteriores. El resultado de esta ecuación no puede ser otro que una atención inadecuada a los alumnos. Las formas de variar esta ecuación pasan en cualquier caso por aumentar el tiempo por turno para atenderles adecuadamente. Para ello se puede aumentar el número de trabajadores de los jantokis, se puede permitir la utilización de espacios disponibles en los centros para su uso como jantoki dada la excepcionalidad de la situación (como puede ser el uso de gimnasios, etc.), se pueden proponer diferentes formulas que combinen el uso de recursos humanos y espacios físicos. Todo es cuestión de que exista una voluntad real de mejorar la situación consensuada con la comunidad educativa y el colectivo de profesionales del jantoki, y alejada de la toma unilateral de decisiones y del cumplimiento de una normativa no adecuada a la situación que estamos viviendo. Se pueden pensar fórmulas como el servicio de catering y de ese modo que éstos puedan comer en otros espacios. Se pueden facilitar las altas y bajas en el servicio de comedor a lo largo del curso escolar para adecuarlo a las necesidades altamente cambiantes de las familias (ERTEs, teletrabajo...).

Los medios asignados por parte del Gobierno Vasco, son claramente insuficientes, debiéndose adaptar al nuevo escenario actual de covid-19, y garantizando las medidas de Seguridad e Higiene que se precisan. La aplicación estricta de normas rígidas no adecuadas a la situación actual choca con el sentido común y puede suponer mayores riesgos que los que pretenden evitar.

Los comedores deben de ser lugares seguros, que procuren además una alimentación adecuada, suficiente y digna de una sociedad desarrollada.

La alternativa no puede ser ni el cierre total del comedor ni el cierre para parte del alumnado, sino dotar de recursos humanos y materiales suficientes al mismo para atender a todo aquel que lo necesite, bien económicamente, bien por necesidades de conciliación laboral.

Ante las múltiples convocatorias de huelga en el sector por parte de profesores, trabajadores de jantokis, trabajadores de la limpieza... ahora el consejero de Educación nos dice que «debemos rebajar la tensión para dotar de certidumbre la educación presencial».

Sonaba mejor lo que nos decían a comienzos del curso, ¿qué fue de aquello?

Buscar